Roncadores. El peor enemigo del descanso

FECHA DE PUBLICACIÓN: 18/julio/2017

1. ¿Por qué roncamos?

Durante el sueño, la musculatura de nuestro cuerpo se relaja. También lo hacen los músculos de la garganta, que son los encargados de mantener permeable la vía aérea. Debido a esta relajación, el paso del aire a nivel de la faringe se ve dificultado y como consecuencia, los tejidos blandos vibran produciendo el ronquido.

Hay características físicas y determinados hábitos que favorecen los ronquidos. Entre estos hábitos que producen una mayor relajación de los músculos y favorecen el ronquido está el sobrepeso, la ingesta de bebidas alcohólicas (el alcohol es un relajante muscular), el tabaco, las digestiones pesadas o acostarse demasiado cansado.

2. ¿Podemos considerar roncar como una patología?

A día de hoy sabemos que es una patología del sueño que por si misma no repercute en la salud del roncador, siempre y cuando no se acompañe de apneas. Pero sí repercute en la persona que duerme al lado y en el resto de inquilinos de la casa que duerman próximos al roncador.

Más del 50% de los hombres mayores de 50 años y más del 40% de las mujeres postmenopáusicas roncan. Esto supone un problema importante para las parejas ya que ven mermada tanto su cantidad de sueño como su calidad. Pero cuidado, si los ronquidos van acompañados de apneas, esto sí puede ser peligroso para la salud del roncador, y las estadisticas dicen que entre un 5 y un 10% de la población tienen apneas del sueño.

3. ¿Qué son las apneas?

Las apneas consisten en paradas respiratorias que pueden ir desde unos 8 segundos hasta los 90 segundos, seguidas de un ronquido más potente. Se deben a una obstrucción en la vía aérea.

Por tanto hay roncadores puros y roncadores que ademas hacen apneas.

Es muy importante reconocer a los pacientes con SAOS (Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño), puesto que ellos mismos no son conscientes del problema. Una persona que ronca, que tiene paradas respiratorias más o menos frecuentes y que por el día está somnoliento, tiene que alertarnos de un posible SAOS. Es evidente que los primeros signos tiene que comentarlos la persona con la que convive.

El SAOS es importante detectarlo, porque durante esas pausas respiratorias disminuye la concentración de oxígeno en sangre, con todo lo que ello acarrea para la salud general a largo plazo: hipertensión arterial, accidentes cardiovasculares, accidentes de tráfico por la somnolencia diurna, falta de concentración en el trabajo, depresiones etc.

La gravedad del SAOS depende del número de apneas por hora. Si son más de 30, es aconsejable derivar al paciente a una unidad del sueño, pero en casos más leves podemos tratarlos en nuestra consulta dental.

4. ¿De qué manera puede ayudar el dentista al paciente roncador?

Los casos de roncadores puros y los SAOS más leves pueden ser tratados en la consulta dental con un dispositivo de avance mandibular. Es un aparato que se coloca entre los dientes que hace que la mandíbula se adelante con respecto al maxilar superior, haciendo que la vía respiratoria superior quede más abierta y el aire pueda pasar sin dificultad. Estas férulas son finas, por lo que se toleran muy bien y además permiten regular el grado de avance mandibular en función de las necesidades.

En casos más graves hay que recurrir a la cirugía de avance mandibular o una cirugía plástica de úvula y paladar blando.