La sedación consciente

FECHA DE PUBLICACIÓN: 18/abril/2016

¿Miedo al dentista?

Desgraciadamente, a día de hoy aún existe un alto porcentaje de personas que no acuden al dentista por miedo, en muchas ocasiones por alguna mala experiencia previa. La sedación consciente es una técnica que cada día demandan más pacientes, sobre todo para determinados procedimientos.  Una sedación consciente no es más que un estado de relajación, provocado por ciertos  fármacos que lo que hacen es disminuir la atención, la ansiedad y el miedo.  En muchas ocasiones, ante procedimientos quirúrgicos, que pueden generar cierto estrés para cualquier persona, lo que hacemos es dar un relajante por vía oral media hora antes de iniciar el tratamiento.  El problema es que al administrarlo por vía oral es muy  difícil regular la dosis exacta que necesita cada persona.  Con la misma dosis hay pacientes que prácticamente se quedan dormidos y otros que apenas notan el efecto, por eso, en personas muy ansiosas lo más recomendable es la sedación endovenosa.

En la sedación endovenosa,  los medicamentos se administran a través de una vía.  Al pasar directamente al torrente sanguíneo, el efecto es instantáneo,  y podemos ajustar la dosis exacta que necesita cada paciente. Este tipo de sedación, la realiza siempre un médico anestesista, que estará presente durante todo el tratamiento controlando las constantes vitales del paciente.  Mucha gente puede pensar que es algo similar a una anestesia general, y en realidad, poco o nada tiene que ver. Aunque el paciente está dormido, respira por sí mismo en todo momento, no es necesario respiración artificial como en la anestesia general. También se mantienen los reflejos protectores como la tos y el paciente responde a determinados estímulos físicos y verbales, como abra la boca. Además, el postoperatorio es mucho más agradecido que el de una anestesia general. Una vez que termina el tratamiento dental, el anestesista administra fármacos para revertir el efecto de la sedación y el paciente no recuerda nada del tratamiento.  Después de  estar en una sala de descanso con sus familiares, al poco tiempo puede irse a su casa. Este tipo de sedación podría realizarse en cualquier paciente, pero está especialmente indicada en pacientes con mucho miedo, cirugías largas (colocación de varios implantes con injertos de hueso, extracción de cordales…), también en discapacitados físicos y mentales en los que de otra forma sería difícil controlar los movimientos involuntarios  y  por último en niños pequeños en los que agotamos otras vías y el niño no colabora.

La sedación no sólo tiene ventajas para el paciente, nosotros podemos trabajar mucho más cómodos, sin estar pendientes de que el paciente realice algún movimiento brusco. Además, podemos realizar más tratamientos por sesión y sobre todo la tranquilidad que nos da saber que al terminar el tratamiento el paciente no va a recordar nada y va a irse con un recuerdo positivo del mismo.