La saliva y sus características

FECHA DE PUBLICACIÓN: 26/noviembre/2019

La saliva es una secreción producida de manera natural en nuestra boca gracias a las glándulas salivales.

Se compone en un 99% de agua y el 1% restante de un conjunto de componentes tanto orgánicos como inorgánicos, que nos ayudan a mantener una buena salud oral.

De media un adulto segrega una media de entre 1 y 1,5 litros de saliva cada día. El flujo disminuye de manera notable durante la noche de modo que aumenta la acción microbiana, es por esto que recomendamos que el cepillado de la noche sea imprescindible y el más meticuloso.

La saliva desempeña un papel fundamental en el buen funcionamiento de nuestra boca. Nos protege de ciertas enfermedades, colabora en la deglución e incluso nos puede servir como indicativo de ciertas anomalías en nuestra salud.

La función principal de la saliva es la de colaborar en la masticación y en la deglución de los alimentos, pero cumple otras muchas funciones que benefician nuestra salud oral:

  • Hace de lubricante, protegiendo nuestros dientes y encías.
  • Desempeña una función de lavado natural de la boca, arrastrando restos de alimentos y bacterias.
  • Tiene efecto cicatrizante.
  • Hace que percibamos mejor el sabor de las comidas.
  • Se encarga de regular el pH de nuestra boca. De esta manera controla el nivel de ácidos que produce la placa dental dificultando la aparición de caries.
  • Realiza cierta función de mineralización del esmalte, lo cual también nos protege de la caries.
  • Un análisis bacteriano de la saliva, puede ser usado como factor diagnóstico de ciertas enfermedades como la diabetes, enfermedad periodontal o incluso el cáncer oral.
  • Prepara el bolo alimenticio, lo que facilita su deglución y acelera el proceso de digestión. Protege el esófago en este proceso y evita atragantamientos.

Es fundamental para la salud oral que mantengamos unos niveles de secreción salivar adecuados. De no ser así, podríamos tener un déficit o un exceso en la producción de saliva dando lugar a trastornos como la xerostomía o la sialorrea.

La xerostomía o síndrome de la boca seca, es una patología que se caracteriza por una disminución de producción de la saliva por las glándulas salivales. Sus síntomas son sensación de sed constante y quemazón o ardor en la boca. También puede aparecer alteración en la percepción de los sabores, mayor incidencia de úlceras en boca o fisuras en la lengua.

Sus causas pueden ser variadas: consumo de ciertos medicamentos, estrés, quimioterapia o radioterapia o enfermedades sistémicas como la diabetes.

Las consecuencias de padecer xerostomía son variadas, existe un mayor riesgo de padecer caries y enfermedad periodontal, problemas de halitosis así como problemas en las digestiones, ya que no podemos formar el bolo alimenticio de la manera correcta, al no tener el aporte de saliva necesario.

Para poder solucionar el problema, debemos centrarnos en descubrir la causa y comprobar si es una xerostomía reversible o irreversible. En caso de que sea reversible el tratamiento consistirá en tratar la causa. Si la causa es un mal hábito como el tabaquismo o el consumo de alcohol, debemos cambiar esas pautas para lograr una mejoría de los síntomas. En caso de que sea el consumo de ciertos medicamentos, se llevará a cabo un tratamiento paliativo. El uso de medicamentos llamados sialogogos estimulan la secreción de saliva, ayudando a mejorar los síntomas.

Los casos más severos son las xerostomías irreversibles. En estos casos, las glándulas salivales han dejado de funcionar, por lo que la estimulación no siempre es posible. En estos casos debemos mantener la boca hidratada mediante agentes externos: beber mucha agua, sprays humectantes…

El caso opuesto a la xerostomía sería la sialorrea o hipersalivación. En este caso el paciente sufre una producción excesiva de saliva.

Suele aparecer en pacientes con enfermedades neuronales como el Parkinson, parálisis facial, pacientes que han sufrido infarto cerebral…

Las complicaciones que puede generar son, por un lado la incomodidad que genera la hipersalivación y por otro la gran incidencia de la queilitis angular (coloquialmente “boqueras”), ya que la comisura se encuentra constantemente empapada con saliva y se sobreinfecta.

Para poder solucionar el problema contamos con medicamentos inhibidores de la secreción salival.

En casos más severos, se puede realizar tratamiento quirúrgico que consistiría en la eliminación de la glándula o en la ligadura parcial del conducto de la glándula para reducir así la secreción.

Debemos tener en cuenta la gran importancia de la saliva no sólo para nuestra salud bucodental, si no también para nuestra salud general. Si percibimos cualquier cambio, aumento o disminución de la saliva, cambios en el sabor… debemos consultarlo cuanto antes.