Halitosis

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2/agosto/2016

La halitosis o mal aliento, se define como el conjunto de olores desagradables que se emiten por la boca. Es un problema muy frecuente, que afecta a una de cada 2 personas. No debemos verlo como un problema únicamente de salud ya que la mayor preocupación la genera el problema social que conlleva a la persona que lo padece.

Según su origen puede ser:

– Oral: Se origina en la propia cavidad bucal debido a la placa bacteriana que se acumula en el dorso de la lengua, mucosas de la boca y en la superficie de los dientes.  También puede deberse a problemas como la enfermedad periodontal, caries, mala higiene, tabaco… Las halitosis oral constituyen el 90% de las halitosis.

– Extraoral: Sólo son un 10% de las halitosis y se deben a trastornos sistémicos, gástricas, de vías respiratorias o también hepáticos y renales.

La producción de sustancias malolientes que resultan del metabolismo de las bacterias, es la principal causa de este trastorno.

Si nos centramos en las halitosis orales, las causas pueden ser patológicas (enfermedad periodontal, caries, úlceras, higiene oral deficiente, necrosis en pacientes sometidos a radio o quimioterapia…) o no patológicas (aliento matutino, prótesis mal higienizadas, edad, fármacos, dieta…).

– ¿Cómo podemos solucionarlo?

Debemos disminuir la carga bacteriana, que es la causa de la producción de estas sustancias que desprenden mal olor. Una higiene oral esmerada, el cepillado de la lengua (con el propio cepillo de dientes o con un raspador lingual), el uso del hilo dental y colutorios específicos para este problema, son actuaciones muy efectivas para este trastorno.

En caso de tratarse de una halitosis patológica serán necesarios tratamientos como limpiezas bucales, obturaciones… dependiendo de la patología, a parte de una buena higiene.

– Para mantener un buen aliento:

Cuida tu higiene.

Usa un dentífrico y un colutorio específico para este problema.

Bebe mucha agua para evitar la sequedad bucal.

Controla el consumo de tabaco, café, alcohol…

Visita a tu dentista periódicamente.