Hábitos perjudiciales para la salud oral

FECHA DE PUBLICACIÓN: 2/diciembre/2016

Hay hábitos que forman parte de nuestra vida cotidiana, que en la mayoría de casos hacemos sin darnos cuenta, pero pueden resultar muy perjudiciales para nuestros dientes y encías.

Los efectos de estos hábitos se agravan en caso de no realizar una buena higiene bucal.

Morderse las uñas. Éste es uno de los hábitos más perjudiciales para la boca. Suele ser síntoma de nerviosismo o ansiedad, a veces incluso aburrimiento. Las uñas se convierten en el vehículo que utilizan las bacterias para alojarse en la boca.  También provoca desgastes en los dientes o incluso fracturas. Además, el mordisqueo provoca microtraumatismos en los dientes que, a largo plazo, pueden causar la pérdida de vitalidad de los mismos.

Morder objetos. Bolígrafos, lápices y otros objetos. Muchas veces ni nos damos cuenta, pero mordemos muchos objetos que traen grandes cantidades de bacterias para la boca. No solo aumentamos la flora bacteriana bucal, si no que desgastamos los dientes y corremos el riesgo de que se produzca alguna fractura.

Picar entre horas. Los alimentos que más se consumen entre horas suelen ser los dulces o las bebidas azucaradas y carbonatadas. Estos alimentos son muy perjudiciales porque producen ácidos que atacan al esmalte de los dientes produciendo su desmineralización y haciéndolos más susceptibles a la caries. Lo más recomendable es que las comidas sean suficientes para no tener que picar entre horas. Si evitamos picar y limpiamos la boca tras cada comida, la protegeremos frente a las enfermedades periodontales y la caries. Pero si nos apetece picar algo debemos tener en cuenta que después tendremos que cepillarnos los dientes.

Abusar del café, té o vino tampoco es bueno para nuestros dientes. Este tipo de bebidas provoca la aparición de manchas sobre la superficie de los dientes. Es recomendable cepillarse los dientes después de su consumo para impedir que se formen las manchas. Si no nos es posible cepillarnos deberíamos enjuagar la boca con agua hasta que podamos cepillarnos. Mención aparte merece el vino, ya sea blanco o tinto, pues además de manchar los dientes, contiene ácidos que atacan el esmalte de los dientes produciendo su desmineralización y haciéndolos más susceptibles a las caries.

Cepillarse muy fuerte. Muchos pacientes se cepillan los dientes ejerciendo una gran presión, probablemente para tener mayor sensación de limpieza. En realidad, estamos debilitando el esmalte y provocando que las encías se retraigan. Lo más recomendable es cepillar suavemente los dientes usando un cepillo medio o blando, nunca duro. Si queremos tener mayor sensación de limpieza lo que podemos hacer es dedicarle más tiempo al cepillado.

Fumar. La nicotina oscurece el esmalte, provoca la aparición de manchas, causa mal aliento… Además, el  tabaco favorece la aparición de enfermedades de las encías y complica su tratamiento. Por último, y por si esto fuera poco, es un factor de riesgo implicado en la aparición del cáncer oral.

Piercings. A nivel oral son una fuente importante de bacterias ya que, al estar dentro de la boca, se acumula mucha placa sobre su superficie y no los limpiamos con la misma frecuencia con la que se limpian los dientes. Son causa de fracturas dentarias, o bien por traumatismos, o bien por el golpeo constante contra la superficie de los dientes ya que los pacientes suelen jugar con ellos. Los piercings de los labios producen retracciones gingivales.