Los dientes temporales o deciduos, conocidos coloquialmente como dientes de leche, son los dientes de los niños.
Comienzan a aparecer entre los 6 meses y el primer año de vida y no terminan de erupcionar hasta aproximadamente los 3 años. Entre los 6 y los 12 años ocurre el recambio dentario: se pierden los dientes temporales y nacen los dientes definitivos.
Se trata de edades orientativas ya que no todos los niños siguen el mismo ritmo, de hecho las niñas suelen comenzar el recambio un poco antes que los niños.
Dientes de leche vs Dientes definitivos
Existen diferencias entre los dientes temporales y definitivos en cuanto al número de piezas, tamaño, color y forma.
En cuanto al número de piezas, los niños tienen 20 dientes temporales mientras que los adultos tienen 32 dientes definitivos, contando las muelas del juicio.
En cuanto al tamaño, los dientes temporales son más pequeños que los definitivos ya que los maxilares donde van albergados también son más pequeños.
Con respecto al color, el diente de leche es más blanco que el diente definitivo, que tiene cierto tono amarillento.
Por último, la dentición temporal se compone de incisivos, caninos y molares. En la dentición definitiva existen también los premolares, dientes que no están presentes en la dentición temporal.
¿Por qué se caen los dientes de leche?
Los dientes definitivos se forman dentro de los maxilares, por debajo de los dientes de leche. A medida que los maxilares van creciendo, los dientes definitivos comienzan a empujar las raíces de los dientes temporales hasta que las reabsorben. En el momento en el que los dientes temporales pierden la raíz comienzan a moverse hasta que finalmente se acaban cayendo.
¿Por que los dientes de leche son tan importantes?
Los dientes de leche son muy importantes para la salud y el desarrollo de los niños ya que les ayudan a hablar y a masticar, además de cumplir una función fundamental que es guiar la erupción de los dientes definitivos. A medida que los dientes de leche se van cayendo van saliendo los definitivos. La posición que ocupará el diente definitivo en la arcada depende de la edad a la que se pierda el diente de leche y de los dientes temporales que queden en boca en el momento de la erupción. Si un niño pierde un diente de leche prematuramente (por ejemplo, por una caries), la tendencia es que los dientes que estén en boca se desplacen ocupando el espacio del diente perdido, de manera que cuando erupciona el definitivo no tiene espacio suficiente. Es entonces cuando se producen las malposiciones dentarias, apiñamientos o retenciones (el diente queda retenido en los maxilares y no es capaz de erupcionar por si mismo).
Por ello, si a un niño se le extrae un diente temporal antes de tiempo, habrá que ocupar ese espacio con un mantenedor de espacio (un aparato que ocupa el hueco donde se sacó el diente) para evitar que el resto de dientes que quedan en boca se desplacen hacia el hueco.
En definitiva, aunque los dientes temporales sean “temporales” y tengan “repuesto”, no debemos menospreciarlos pues, mantenerlos en boca el tiempo adecuado nos evitará muchos problemas en la dentición definitiva.
¿Cuándo hay que empezar a cepillar los dientes de leche?
Desde que los dientes temporales rompen la encía y comienzan a erupcionar ya son susceptibles de padecer caries. Por ello debemos empezar a cepillarlos desde su nacimiento, con un cepillo infantil y una cantidad de dentífrico fluorado específico para su edad no superior a un grano de arroz.
Entre los 3 y los 6 años podremos cambiar de dentífrico (fluorado también) por uno específico para esta edad e incrementar la cantidad de pasta (un guisante). Los niños deben empezar a cepillarse ellos para ir ganando destreza manual y cogiendo el hábito. Los padres deben revisar el cepillado y repasarlo, por lo menos, una vez al día, pues el niño de momento no se cepilla bien.
A partir de los 12 años pueden empezar a usar dentífrico de adultos.