¿Cómo afecta el consumo de alcohol a la boca?

FECHA DE PUBLICACIÓN: 27/enero/2022

El alcohol se ha utilizado ampliamente en muchas culturas durante siglos, y en nuestro país su consumo forma parte de nuestras costumbres: es nuestra droga cultural por excelencia, hasta el punto de que el hecho de beber es considerado normal ya que tres cuartas partes de la población española beben de manera esporádica o habitual. Sin embargo, actualmente se está tomando conciencia de que el alcohol es una droga más y de que su consumo no es en absoluto inocuo.

A nivel oral el alcohol produce desgaste de los dientes, caries, halitosis, provoca la aparición de manchas, favorece los problemas periodontales y aumenta el riesgo de padecer cáncer oral.

El alcohol es ácido (tiene un pH menor a 4,5), mientras que el pH de la boca se sitúa entre 5,6-7,6. Esta acidez provoca la desmineralización de los dientes produciendo erosiones (desgastes) de los mismos y aumentando el riesgo de padecer caries. Las erosiones son zonas retentivas en las que la higiene se ve dificultada, por lo que la susceptibilidad a que se forme una caries se ve aumentada.

Nunca debemos cepillarnos los dientes inmediatamente después de haber consumido alcohol, debemos esperar al menos media hora. Si al descenso de pH de la boca le sumamos la acción traumática del cepillo contra la superficie del diente estaremos favoreciendo la aparición de erosiones.

Es preferible el consumo de alcohol a través de una pajita y no directamente del vaso o copa. De esta manera limitamos el contacto con los dientes, reduciendo así las erosiones y previniendo posibles caries.

Para aquellos a los que les guste el vino, siempre consumido con moderación, es más recomendable tomarlo tinto que blanco, pues el blanco es más ácido y contribuirá a la aparición de caries.

  • Beber alcohol provoca sequedad bucal. De hecho, si pasamos una noche bebiendo, al día siguiente cuando nos levantemos, lo habitual es que tengamos la boca muy seca. Esta sequedad favorece la proliferación bacteriana, haciendo que la boca sea más susceptible de padecer gingivitis o enfermedad periodontal.
  • La acidez del alcohol multiplica la cantidad de bacterias que hay en la boca. Estas bacterias, al entrar en contacto con los alimentos, producen una serie de compuestos sulfurados que tienen un olor muy fuerte, lo que provoca halitosis.
  • El alcohol es uno de los principales factores de riesgo implicados en la aparición de cáncer oral. Es muy irritante para las mucosas y su uso, a largo plazo, está demostrado que puede provocar la aparición de una lesión maligna. Además, la toxicidad del alcohol aumenta cuando lo consumimos conjuntamente con tabaco, multiplicando las probabilidades de padecer un cáncer oral.

De cara a prevenir el cáncer oral, debemos limitar el consumo de bebidas alcohólicas, evitar consumir conjuntamente alcohol y tabaco y utilizar colutorios que no contengan alcohol. El cáncer oral es el octavo tumor más frecuente en los países occidentales, con cifras similares al melanoma o al cáncer de páncreas. Su pronóstico no es muy alentador, pues tiene una tasa de mortalidad del 50-60% a los 5 años. Por ello es fundamental concienciar a la población de la importancia de la prevención.

El vino tinto contiene taninos que provocan la aparición de manchas en los dientes. Para tratar de evitarlas o reducirlas, conviene enjuagar la boca con agua después de su consumo y esperar al menos 30 minutos para cepillarnos.

En resumen… el abuso del alcohol tiene repercusiones importantes, no solo a nivel sistémico, si no también a nivel oral. Es por ello que recomendamos limitar su consumo y no incitar a los más jóvenes a adoptar este hábito, cada vez más extendido.